Sábado 2 de diciembre 2006 en el Centro Cultural Roots, Tacuba 81, Centro Histórico Preventa $200 *comienza la primera semana de noviembre* en Videódromo Condesa (Alfonso Reyes 264, tels.52111932, 52113569) y DVDromo Coyoacán (Corinna 59, tels. 56883116 y 56883065) Día del evento $250
THE ALBUM LEAF: Proyecto del multi-instrumentalista Jimmy LaValle (TRISTEZA) perteneciente actualmente al sello SUBPOP, el cual ha sido responsable de publicar a grupos como NIRVANA, THE SHINS o THE POSTAL SERVICE. Rock atmosférico cargado de ciertos aires melancólicos, cuyas melodías han quedado plasmadas a lo largo de cuatro lp's, varios ep's y unas cuantas recopilaciones. Su música se puede escuchar frecuentemente a lo largo de la exitosa serie norteamericana THE OC. Su disco más reciente INTO THE BLUE AGAIN (2006) incluye colaboraciones de miembros de TELEFON TEL AVIV y THE BLACK HEART PROCESSION mientras que IN A SAFE PLACE cuenta entre sus invitados con miembros del grupo islandés SIGUR ROS.
"LaValle shows his calm, quiet side with these mostly instrumental songs built from soothing, shimmering layers of synthesizer, guitar, strings, and percussion that fall over each other like waterfalls tumbling into murky, rippling pools. This is music to fuel beautiful melancholy, the kind of songs you turn to when you want to wallow in your feelings. " -- Epitonic.com
"Composer/multi-instrumentalist James LaValle has certainly generated his fair sum of impeccable music-- both in collaboration with sympathetic acts like Sigur Rós or the Black Heart Procession and as author of his ongoing project the Album Leaf. Past works like 2004's In a Safe Place or last year's Seal Beach EP have shown LaValle able to patiently craft sonorous ambient crescendos." -- Pitchfork Media
"With The Album Leaf, LaValle utilizes the elements of classical, ambient, glitch, jazz, and post-rock to form music that masterfully negotiates an even space between minimal electronic composition and mournful post-rock. Like many similar musicians in the genre, The Album Leaf uses white noise, field recordings, and radio transmissions to add to his work." -- Wikipedia bio
"Using the typical tools of LaValle's kinder, gentler trade--tasteful percussion, gossamer guitar, and minimal electronics--he creates new forms and structures in his entirely instrumental songs, and makes listening a synesthetic experience." -- Amazon.com
Epale, que onda carnalitos de la excelente Lulu Roja, ya tenia rato que no pasaba a saludarlos y ahora que entro me encuentro con que ahora viene Pit er Pat y album leaf yeahhhhhhh...ya fuimos a xiu xiu, ya fuimos a aroah...ahora tendremos que ir a pit er pat! como no, espero que si haya espacio para nosostros los sonideros...mientras tanto en estos días a postear el flyer en el blog..ahuevo para que vaya banda!!! nos vemos por allá...(si es que llegamos a juntar nuestra lana jejeje)....saludos y abrazos
La presentación de The Album Leaf significó, al menos para mí, una verdadera prueba de resistencia. Recibí la invitación al concierto ya tarde - digo esto porque sabía a qué hora y cuándo sería la cita, tenía ganas de asistir, pero mi cartera no estaba suficientemente abultada, así que la invitación me cayó increíble- y llegué a Cultural Roots a la media noche. Una vez pasado el protocolo de acceso, suponía que debido a la hora (medianoche) en cualquier momento The Album Leaf tomaría la tarima. Desgraciadamente las cosas no sucedieron así. Austin TV hizo lo suyo y de las bocinas escapó un tufo soporífero que, pese al trago que tenía en mano y a la charla que mantenía entonces con quien me invitó al concierto, lentamente cumplió su cometido. Canción tras canción mi espalda se fue encorvando hasta que terminé en el suelo, con los párpados pesados y el sonido de esos cinco encima, pisoteándome, estimulándome a abandonar el lugar y perderme en una pesadilla plena de orejitas de conejo y brincoteos adolescentes. Pero no me dormí, pese a que todo estaba en contra, soporté la sesión entera, con los ojos abiertos. La acción significó un esfuerzo físico y mental que, después entendería, haría mella en mi, de por sí, frágil condición física.
Pit er Pat subió la escenario entonces. Entre ellos reían, podía encontrarse una complicidad que supongo tenía que ver con la pésima ecualización a la que fueron sometidos. Sin embargo, el trío puso el tablero de juego bajo los reflectores y se dedicaron a lo suyo: juguetear con sus estructuras rítmicas. Manotazos fueron y vinieron, pero la intensión sólo era tambalear la estructura. El juego consistía en jamás derrumbarla y para eso era necesario asirse del teclado de Fay Davis- Jeffers. Al final de su set los aplausos llegaron, más tímidos que los recibidos por Austin TV, pero demasiado entusiastas para la hora: cerca de las tres am.
The Album Leaf sabía de la impertinencia del horario. Podía verse que quedábamos muy pocos de pie. Quizá el grupo estaba la tanto de que la jornada se había prolongado demasiado, que el ruido se había propagado demasiado tarde, así que muy rápido organizaron el cambio de instrumentos y en pocos minutos ya estaban levantando su magnificente sonido. Eran las tres con quince cuando el grupo inició su primer movimiento de la madrugada. A la segunda pieza, yo resentí los estragos de la juerga previa. Me sentía agotado. The Album Leaf hacía entonces una excursión a las chispas que suele escupir un soplete, estaba rascando en su escamosa piel para saber de qué está hecho el fuego en realidad, si verdaderamente es capaz de levantar llagas o se trata de un rumor. Mientras, mi cuerpo era testigo de una lucha descarnada entre el sueño, mi agotamiento físico y esas chispas sobre el escenario. Tristemente, ganaron los dos primeros contendientes. Pasaban de las cuatro y salí de ahí considerando que había que buscar un taxi y que me tomaría media hora descansar mi cabeza en alguna almohada. En la puerta del lugar me encontré con Marinho, me dijo que él tendría que manejar ¡hasta Toluca! Me sentí aliviado de vivir más cerca que él, pero no estaba al tanto entonces de que cerca de mi casa todas las avenidas circundantes eran un caos absoluto: esa madrugada tocaba Banda Recodo o algo así. Tomé un taxi y, ya estando cerca de casa, el coche avanzó a un ritmo desmotivante para mi urgencia. Y no importaba la calle, todas estaban congestionadas. Mi llegada tomó más tiempo del habitual. Yo dormitaba en el asiento trasero del auto, soñaba con tarros de cerveza alemana de cinco litros, con jefes peruanos que intentan reducir costos, con cinco nenes disfrazados de conejo? y me perdí el show de The Album Leaf, sólo estuve una hora presente, no sé cuánto más habrán tocado. Quizá se la hayan amanecido con los instrumentos, alrededor de una fogata hecha con la duela del lugar. Y me lo perdí. Lo lamento, en serio que sí.
3 comentarios:
Epale, que onda carnalitos de la excelente Lulu Roja, ya tenia rato que no pasaba a saludarlos y ahora que entro me encuentro con que ahora viene Pit er Pat y album leaf yeahhhhhhh...ya fuimos a xiu xiu, ya fuimos a aroah...ahora tendremos que ir a pit er pat! como no, espero que si haya espacio para nosostros los sonideros...mientras tanto en estos días a postear el flyer en el blog..ahuevo para que vaya banda!!! nos vemos por allá...(si es que llegamos a juntar nuestra lana jejeje)....saludos y abrazos
Marinho Aguilar A.
La presentación de The Album Leaf significó, al menos para mí, una verdadera prueba de resistencia. Recibí la invitación al concierto ya tarde - digo esto porque sabía a qué hora y cuándo sería la cita, tenía ganas de asistir, pero mi cartera no estaba suficientemente abultada, así que la invitación me cayó increíble- y llegué a Cultural Roots a la media noche. Una vez pasado el protocolo de acceso, suponía que debido a la hora (medianoche) en cualquier momento The Album Leaf tomaría la tarima. Desgraciadamente las cosas no sucedieron así. Austin TV hizo lo suyo y de las bocinas escapó un tufo soporífero que, pese al trago que tenía en mano y a la charla que mantenía entonces con quien me invitó al concierto, lentamente cumplió su cometido. Canción tras canción mi espalda se fue encorvando hasta que terminé en el suelo, con los párpados pesados y el sonido de esos cinco encima, pisoteándome, estimulándome a abandonar el lugar y perderme en una pesadilla plena de orejitas de conejo y brincoteos adolescentes. Pero no me dormí, pese a que todo estaba en contra, soporté la sesión entera, con los ojos abiertos. La acción significó un esfuerzo físico y mental que, después entendería, haría mella en mi, de por sí, frágil condición física.
Pit er Pat subió la escenario entonces. Entre ellos reían, podía encontrarse una complicidad que supongo tenía que ver con la pésima ecualización a la que fueron sometidos. Sin embargo, el trío puso el tablero de juego bajo los reflectores y se dedicaron a lo suyo: juguetear con sus estructuras rítmicas. Manotazos fueron y vinieron, pero la intensión sólo era tambalear la estructura. El juego consistía en jamás derrumbarla y para eso era necesario asirse del teclado de Fay Davis- Jeffers. Al final de su set los aplausos llegaron, más tímidos que los recibidos por Austin TV, pero demasiado entusiastas para la hora: cerca de las tres am.
The Album Leaf sabía de la impertinencia del horario. Podía verse que quedábamos muy pocos de pie. Quizá el grupo estaba la tanto de que la jornada se había prolongado demasiado, que el ruido se había propagado demasiado tarde, así que muy rápido organizaron el cambio de instrumentos y en pocos minutos ya estaban levantando su magnificente sonido. Eran las tres con quince cuando el grupo inició su primer movimiento de la madrugada. A la segunda pieza, yo resentí los estragos de la juerga previa. Me sentía agotado. The Album Leaf hacía entonces una excursión a las chispas que suele escupir un soplete, estaba rascando en su escamosa piel para saber de qué está hecho el fuego en realidad, si verdaderamente es capaz de levantar llagas o se trata de un rumor. Mientras, mi cuerpo era testigo de una lucha descarnada entre el sueño, mi agotamiento físico y esas chispas sobre el escenario. Tristemente, ganaron los dos primeros contendientes. Pasaban de las cuatro y salí de ahí considerando que había que buscar un taxi y que me tomaría media hora descansar mi cabeza en alguna almohada. En la puerta del lugar me encontré con Marinho, me dijo que él tendría que manejar ¡hasta Toluca! Me sentí aliviado de vivir más cerca que él, pero no estaba al tanto entonces de que cerca de mi casa todas las avenidas circundantes eran un caos absoluto: esa madrugada tocaba Banda Recodo o algo así. Tomé un taxi y, ya estando cerca de casa, el coche avanzó a un ritmo desmotivante para mi urgencia. Y no importaba la calle, todas estaban congestionadas. Mi llegada tomó más tiempo del habitual. Yo dormitaba en el asiento trasero del auto, soñaba con tarros de cerveza alemana de cinco litros, con jefes peruanos que intentan reducir costos, con cinco nenes disfrazados de conejo? y me perdí el show de The Album Leaf, sólo estuve una hora presente, no sé cuánto más habrán tocado. Quizá se la hayan amanecido con los instrumentos, alrededor de una fogata hecha con la duela del lugar. Y me lo perdí. Lo lamento, en serio que sí.
www.surferofiero.blogspot.com
Una disculpa por la desorganización. Tenemos que ajustar unas tuercas.
Publicar un comentario